miércoles, 11 de abril de 2012

Capitulo 8. Very Very Long


Capitulo 8: Todo era cierto
Luke fue bajando por esa especie de tobogán agarrado a Emmy. Su descenso duro más o menos treinta segundos, pues no es que fueran a mucha velocidad ni que el terraplén fuera muy inclinado. Cada poco tiempo gritaba el nombre de Flora con miedo a que le hubiese pasado algo. Cuando por fin acabó esa tortura y llegaron al final. Luke empezó a mirar a todos lados, incrédulo. La sala estaba llena de gente, de gente con bastante dinero se podía deducir, aunque más que sala era una cueva dividida en secciones. La gente miró hacia Luke y Emmy durante unos segundos y después siguieron con sus cosas como si no hubiera pasado nada. Se limpiaron el pantalón y se acercaron a Flora, que ya parecía integrada comiendo aperitivos que se servían en una gran mesa.
-Ya pensé que no bajabais –Dijo Flora mientras engullía un trozo de jamón-.
La estancia estaba divida por tabiques en seis secciones, en una de ellas se encontraban expuestas joyas muy diferentes. De repente comenzó a sonar una voz en la sala.

Decía así:
-Queridos amigos aquí reunidos, gracias por venir y sobretodo, muchas gracias por haber hecho semejante camino hasta aquí. Os explicaré como conseguir el dinero que venís buscado- Al decir esto la gente sonrió- Lo primero que debeis hacer, será resolver una serie de enigmas, de los cuales el primero os explicaré ahora. Cada enigma que resolváis os acercará al premio cada vez más.
Ahora os presento mi enigma. – En ese instante la puertas se cerraron y el lugar por el que habíamos entrado era ahora un montón de rocas- : Ante vosotros se hayan seis pequeñas habitaciones con todo tipo de joyas y reliquias, debeis ir al lugar donde este el objeto más antiguo.
La sala se quedó en silencio y acto seguido todo el mundo entro en las estancias a buscar el objeto más antiguo.
Flora sonrió y dijo:
-Que divertido!
-No es divertido, Flora, es difícil –Dijo Emmy-
-Y ni siquiera sabemos nada de arte ni joyas y todo el mundo que está aquí tiene dinero y saben de lo que hablan cuando ven un cuadro… -Dijo Luke –
Flora bajó la cabeza como si le hubiesen reñido y caminó hacia una de las salas. Luke empezó a caminar cuando lo dio todo por perdido, vio a Flora sentada al  final de la cueva. Estaba en una playa que daba al mar abierto. La arena era casi todo tierra de la cueva pero el agua llegaba hasta ahí. Flora se había descalzado y caminaba de un lado al otro mojando los pies en un charco, estaba oscureciendo y empezaban a salir la luna y las estrellas. Luke no sabía si acercarse y besarla o quedarse ahí y llorar por no poder estar a su lado en ese instante.
La gente seguía yendo de un lado a otro observando las vitrinas y muchas ya habían elegido. Otros tantos se quedaron en la playa observando el cielo que había dejado de iluminar. La voz volvió a sonar:
Espero que hayais elegido bien. Se ha acabado el tiempo.
Tras esto unas puertas automáticas se cerraron separando la playa de las habitaciones y cerrando cada una de ellas.
Nadie de los que estaban en la playa se preocupó por perder la oportunidad de ganar. Seguramente lo hubieran dado por perdido como hicimos nosotros. La gente empezó a gritar, y a abandonar las estancias con las vitrinas, aquellos debían ser los perdedores. En la playa nos encontrábamos a parte de nosotros una señora mayor que vestía un largo vestido morado y que llevaba un estrafalario peinado, un hombre que abrazaba a la que debía ser su hija y dos chicas que hablaban de sus cosas como s la competición no fuera con ellas. Al otro lado de la playa se encontraban un hombre que ojeaba un libro y otros papeles y un montañero que rebuscaba algo en su mochila. Emmy temblaba del frio que empezaba a hacer y Flora se acurrucaba a su lado. La voz se volvió a oir, por lo menos para sorpresa unos pocos:
Felicidades, habeis acertado, lo más antiguo que hay aquí es el cielo, con su luna sus estrellas y su sol. Continuad.
En ese intante unas lanchas a motor entraron en la cueva por el mar y la gente se empezó a subir a ellas.
-Las estrellas… -Dijo Flora en voz baja-
Ninguno de nosotros se lo creía pero era cierto, subimos a las lanchas y estas, a control remoto empezaron a navegar hacia mar abierto.

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